26/08/2009

El Pukkel sin música

48 horas después de volver del Pukkel por fin me veo con fuerzas para seguir despierta más allá de 12:30 y como ya estoy al día de mis series favoritas he decidido que there's no time like the present to blog.
El viaje comenzó con un encuentro con Chiiiiiiino Moreno y unas cañas en el bar de calaveras que seguía existiendo desde que me llevó una de las Erasmitas allá por el 2000 donde mentí vilmente a Noodle diciéndole que habíamos venido de Madrid a Bruselas sólo para ver a Offspring. Mis encuentros con las estrellas, I live for it.
El jueves llegamos a Hasselt en plena olaca de calor y casi perecemos en el bus que nos llevaba al festi. Con las pulseras en su sitio nos dispusimos a ver el primer concierto del día sudando la gota gorda y sorbiendo botellines de cocalait de 0.25 que daban en la botella tal cual... sin tapón ni hielo a temperatura ambiente... fucking Europeans!!!
Después del concierto de Dizzee Rascal (que tuvimos que ver desde fuera de la carpa porque estaba petado de adolescentes locas por tocar sus turgentes abdominales) ya empecé a soltarme y me dispuse a entrarle a dos fumetas para ver si me invitaban a porros y a su tienda de campaña, de dos en dos oiga. Me agaché, hablé con ellos y a los 30 segundos me di cuenta de que estaba haciendo lo que más odio, hablarles directamente en inglés. Ellos intentaban descrifrar lo que les decía en flamenco y no conseguíamos avanzar hasta que uno dijo "Oh, you're speaking in English!" y yo me ruboricé tanto que me di la vuelta y salí corriendo. Ligando con estilo, así soy yo.
De camino al siguiente concierto el espidismo vergüencítico hizo que salieran mis true colours hasta el punto de que mis acompañantes me rogaron que no tomara Redbull... pobres ilusos.
El calor apretaba y las nubes empezaban a acechar pero yo sabía que mi alma le pertenecía a la distorsión y lo arriesgué todo... y así terminé... tan calada que parecía que hubiera estado en la Cibeles celebrando la octava. Es de agradecer que los dioses del metal me libraron de ser Bridget y, a pesar de hundirme en un charco -que no se notó- cuando llegué al concierto de TCV, no me caí ni me tropecé ni hice ninguna de las mías.
Superé el concierto de FNM como una campeona, muy cerca del escenario, botando como loca y cantándome todas y cada una de las canciones... aunque no tocaron Ricochet, my absolute favourite y me fui corriendo a ver a MBV por tercera vez un año... menos mal que repartían tapones (fucking Europeans!) pero aún así pienso ponerme en contacto con Kevin para ver si me financia los audífonos dentro de 30 años.
Los tapones me vinieron fenomenal para cohabitar con mi compañero de habitación... todo un espectáculo en la cama... verle con sus tapones y su antifaz va a ser una visión difícil de olvidar... al igual que sus ronquidos. Me daría pena su novia, pero tengo entendido que ronca casi más que él.
El viernes estuve con los chicos en la sauna porque no hay nada que me guste más en este mundo que estar rodeada de pitos y pelos sudorosos y hablar de cosas de machos como el fútbol y los toros mientras juego con piedras calientes y giro relojes de arena. Una frat party en toda regla.
Concierteé rodeada de gente que a veces parecía corear "Mercadona", cosa que yo apoyaba firmemente porque donde esté Hacendado que se quite todo lo demás, pero me causa casi tanta intriga como cuando entendía "Míchel cordobés" en un partido de fútbol.
Aburrida de estar sola, es lo que pasa cuando una tiene el alma de metal, acudí en busca de mis amigos y compartí con ellos bailes locos durante Vampire Weekend dignos de la Torrance Community Dance Group, si nos ve Spike nos ficha seguro.
El sábado repetimos la rutina del desayuno, la sauna y la piscina pero mi peloperfectoRachelGreen me obligó a acortar mi momento sueco para pasarme las planchas antes de irme a bailar como loca a las 12:30 del mediodía a ritmo de Las Franciscas. Por una vez no tuve que ir sola, aunque dado el ataque de diarrea verbal que sufrió Pink durante los 10 minutos que tardamos desde el hotel hasta la estación, el pobre probablemente estaba atormentándose por no llevar encima sus cascos y poder hacer una de las mías en los momentos en los que me aburre la gente (decir "hasta luego, me voy a poner los cascos y voy a leer que yo soy así de antisocial" me parece mucho más polite que tener que hacer small talk sobre lo curioso que es el metro de Bruselas o lo mucho que Los Berzas se parecen a Black Lips).
Para entonces ya habíamos descubierto las casetas donde servían vino y a las 13:30 estaba rememorando el DC10 ibicenco a ritmo electrónico sudoroso en una carpa con la camiseta arremangada dentro del sujetador y los pantalones cagados. Que era una festival, coño, no entiendo a la gente que se maquea con sus mejores galas para vivir entre polvo y mierda.
El día transcurrió entre risas, screamo, gofres y bailes guarros a ritmo de Lapdance en NERD hasta que vimos a los Arctic Monkeys que se han convertido en Richard Ashcroft versión stoner y acabó el festival con un espectáculo de fuegos artificiales y baile contemporáneo digno de Víctor Ullate Jr.
Pathetic.
Lo que ocurrió a partir de ese momento merece otro post.
Hoy más que nunca, mi vida es una teleserie.

1 comment:

Dadin said...

jajaja!! no había leído esta crónica, aunque me lo habías contado casi todo. lo de bailar a ritmo de Lapdance de NERD es lo que más envidia me ha dado! "Oooo baby you want me??"