Como todo el mundo, tengo mis pequeñas obsesiones. La forma en la que me como el Twix, mi ex-adicción a pisar paquetes de tabaco, la forma en la que leo el periódico, la ropa que me trae suerte o desgracia... y miles de etcéteras. Pero una de mis máximas características es mi defensa del espacio vital. Un concepto tan sencillo como infravalorado, que tanta gente invade sin reparo alguno reduciéndome a Dakota Fanning en La Guerra de los Mundos.
A menudo la gente se cree con derecho a tocarte sin en realidad tenerlo, gente que pueden ser tus mejores amigos... o, en la mayor parte, desconocidos totales.
Las experiencias en el metro merecen un capítulo entero, dado que por mucho que una cuide y mime su espacio vital a las 9 de la mañana el respeto parece imposible. Entiendo que vamos todos apretujados, pero en realidad hace falta que estemos respirando del mismo centímetro cuadrado de aire? Realmente hace falta que nos estemos tocando piel sobre piel? I don't think so.
La noche es la jungla. Estamos de marcha, nos conocemos, nos presentan, o acabamos hablando por cualquier motivo y de repente... me tocas!! (Y este concepto se refiere tanto a chicas como a chicos, no es una cuestión de buitreo). Por qué una persona que me acaban de presentar siente la necesidad de rodearme los hombros o de tocarme para hablarme. Me hace cringear incluso más que la gente que repite mi nombre repetidas veces en mitad de una frase, como si tuvieran que captar mi atención en una campaña de marketing.
El sexo también tiene sus momentos de EV, en el post. No es lo mismo estar revolcándose entre las sábanas que abrazarse para dormir juntos. Eso no se hace con cualquiera... y ahí es donde entra en juego el espacio vital. Vale, acabamos de compartir fluidos, pero eso no significa que vayamos a estar haciéndonos mimitos hasta el amanecer.
Quizá suene totally uptight, pero no es así. Me gusta mucho el contacto físico, con ciertas personas. Soy tocona y cariñosa, pero lo que a la gente le parece costar entender es que hay que ser selectivo. No se puede tratar a todo el mundo por igual. Ahí está la gran diferencia.
A menudo la gente se cree con derecho a tocarte sin en realidad tenerlo, gente que pueden ser tus mejores amigos... o, en la mayor parte, desconocidos totales.
Las experiencias en el metro merecen un capítulo entero, dado que por mucho que una cuide y mime su espacio vital a las 9 de la mañana el respeto parece imposible. Entiendo que vamos todos apretujados, pero en realidad hace falta que estemos respirando del mismo centímetro cuadrado de aire? Realmente hace falta que nos estemos tocando piel sobre piel? I don't think so.
La noche es la jungla. Estamos de marcha, nos conocemos, nos presentan, o acabamos hablando por cualquier motivo y de repente... me tocas!! (Y este concepto se refiere tanto a chicas como a chicos, no es una cuestión de buitreo). Por qué una persona que me acaban de presentar siente la necesidad de rodearme los hombros o de tocarme para hablarme. Me hace cringear incluso más que la gente que repite mi nombre repetidas veces en mitad de una frase, como si tuvieran que captar mi atención en una campaña de marketing.
El sexo también tiene sus momentos de EV, en el post. No es lo mismo estar revolcándose entre las sábanas que abrazarse para dormir juntos. Eso no se hace con cualquiera... y ahí es donde entra en juego el espacio vital. Vale, acabamos de compartir fluidos, pero eso no significa que vayamos a estar haciéndonos mimitos hasta el amanecer.
Quizá suene totally uptight, pero no es así. Me gusta mucho el contacto físico, con ciertas personas. Soy tocona y cariñosa, pero lo que a la gente le parece costar entender es que hay que ser selectivo. No se puede tratar a todo el mundo por igual. Ahí está la gran diferencia.
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