17/11/2008

Antiedad literaria

Yo leo. Leo mucho. En grandes cantidades, en panzadas. Cuando me da el mono me zampo libros en un sólo día o como mucho en un fin de semana... pero mirando mi biblioteca nadie lo diría. Todos mis libros parecen nuevos.
Cuando leo no abro mucho el libro, meto dentro la nariz y así aprovecho para disfrutar de lo bien que huelen. Los lomos no están rayados y las esquinas tampoco están sobadas ni dobladas porque cuando viajo con ellos (incluso si voy en el metro) los forro (con las hojas de la NME, que una tiene clase) y para la playa suelo llevar una bolsa de plástico adicional en la que meter el libro (previamente forrado) para que no se moje ni sufra demasiado con la arena.
Ya hablé en verano de que estaba leyéndome London, un novelón de más de 1000 páginas sobre la historia de Londres que cautivó a Loc y que había pasado por las manos del Progenitor, que lo había destrozado. Sigue ahí en mi mesilla, porque si bien nunca suelo serle fiel a un solo libro, con éste no puedo. Se le caen las hojas, el lomo está torcido y creo que por eso no puedo pasar de la página 300...
Me duele con sólo mirarlo...

Ahora estoy sufriendo porque me han dejado El Resplandor. Hace mucho que quiero leerlo porque no fue uno de los que me leí en la clásica época King-Koontz que tiene todo adolescente (antes de conocer a Lestat y de fliparme luego con Burroughs). King me cae mal y siempre me tenía loca, pasando del miedo a la risa cuando le daba por los ordenadores que cobran vida, y al final acababa hasta la polla de tanta tontería. (Aunque creo que sigue por los mismos derroteros porque Lotti me contó el viernes que una de sus últimas novelas va de un teléfono móvil asesino... 'Nuff said), pero El Resplandor es El Resplandor y quería pasar miedo. Pero está estropeado, sucio, manchado y con hojas a punto de soltarse.

Eso es café????
Ese es otro de los motivos por el que no me gusta ir de prestado... ya me pasaba en TierrasVerdes en la biblioteca, sacaba muchos libros, pero cuando me gustaban mucho me los acababa comprando, acabando allí mismo con el espíritu de la biblioteca...

Consumista y materialista, así soy yo, a child of my time, y por eso la semana que viene, que los Progenitores van de visitas familiares, llevarán encargos comiqueros, musicales, cinematográficos y reposiciones de London y The Shining, para que me los pueda leer a gusto, sin que se me encoja el corazón cada vez que paso página por si se suelta la hoja.


1 comment:

José Ramón Grela said...

Yo los mios no los forro cuando me los llevo para leer por ahí, así que no están nuevos nuevos, pero aun así los cuido bastante...
Y si, yo también soy de los que se lo compran si les gusta...