11/02/2014

Fiesta en el cielo

De un tiempo a esta parte, cada vez que nos íbamos de viaje nos llevábamos una libretita para hacer un diario de viaje. También de un tiempo a esta parte empecé a vivir de una manera muy intensa los 140 caracteres y me desencanté del blog. Pero también, de un tiempo a esta parte, me canso de sólo 140 caracteres y echo en falta darle rienda suelta a mi diarrea verbal.

Así que aquí estoy, tecleando mientras sobrevuelo Canadá porque no me he traído libreta para hacer un diario de viaje y porque echó de menos contar mis tonterías en formato largo.

Los preparativos de este viaje empezaron ayer por la mañana. (Bueno, en mi cabeza empezaron en verano, pero las circunstancias me impidieron tomar una decisión hasta hace un par de semanas, but that's a whole other story). A lo que iba, ayer me sonó la alarma a las 11.20 para avisarme de que ya podíamos hacer el check in online. Como me pongo siempre tan nerviosa eché un vistazo rápido a la página, leyendo la información en diagonal, y le pedí a mi acompañante que se encargara de las gestiones y me fui a lavarme los dientes. Al volver estaba rectificando su número de pasaporte, porque estaba mal. Por supuesto entré en pánico, porque el hecho de que el suyo estuviera mal solo podía indicar una cosa: el mío también y no me había dado cuenta, no me iban a dejar volar, iba a llegar al mostrador, me iban a decir que no cuadraban mi nombre y mis datos y me iban a cancelar el vuelo y me iba a tener que ir a comprar otro billete en el aeropuerto, como si fuera una romcom en la que la prota compra un vuelo adónde sea para recuperar a su amado.

No sé cómo logré pasar el resto del día y de la noche, con la duda constante de saber si podría subir o no al avión. Huelga decir que he dormido con la férula de descarga.

Esta mañana hemos llegado al aeropuerto y todo ha ido como la seda. Menudo alivio. En realidad lo hago for the lolz, para que Reche no se aburra.

Después de pasar la zona de seguridad de Barajas hemos tardado una eternidad en desayunar en el Starbucks donde parecen no ser conscientes de que la gente tiene que coger un avión. Tampoco parecen ser conscientes de que están tratando con gente de diferentes nacionalidades. Me han hecho especial gracia los vasos a nombre de 'Stif' y 'Devi'. 

Al llegar a la zona de los US of A nos ha tocado pasar el ultra super safe security check. Para ello hemos tenido que ir a otra zona donde nos han cacheado y abierto todo el equipaje. A mí me ha cacheado una señora a tope de botox que le ha dicho a su compañero que una de las maletas de la cinta 'tenía peligro'. A mí esas cosas me dan igual, pero me ha parecido un comentario digno de generar un freak out importante. A continuación un señor me ha abierto la mochila y luego la maleta. Todo iba bien hasta que ha levantado una camiseta y ha salido volando una compresa. Bridget Jones in da haus. 

Después de entregar una mini traducción pre vacacional hemos embarcado y me he enamorado de la pantalla de mi asiento. Después de tantos vuelos con Iberia ha sido maravilloso tener una selección de vídeo bajo demanda tan gustosa. Estrenos recientes conviven con clásicos básicos como Clueless, The breakfast club y Say anything. Por supuesto he visto esta última seguida de Enough said. (Menudo patrón raro). Ahora tecleo mientras escucho música, elegida de entre un repertorio que me ha dejado alucinada. Además de una selección de rock con NIN, QOTSA, Alice in chains y Cage the elephant, hay secciones de K-pop!, J-pop!, C-pop! (las exclamaciones importan!), Fiesta en el cielo (con los mejores artistas que nos ha brindando LatAm) y Music of Israel.

Qué gozada. Y lo mejor es que ahora me vuelven a dar de comer cosas ricas... y que quedan menos de dos horas para llegar a NYC donde hacemos escala antes de seguir hacia nuestro destino: Miami.

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