Conté hasta diez, respiré hondo, me serené y lo cogí... No tenía ni idea de qué querría, no se me ocurría motivo por el que quisiera hablar conmigo, pero sólo faltaría que encima me tacharan de borde.
Yo: ¿Sí?
Ella: ¿Rosi?
Yo: No, soy Laura.
Ella (hilito de voz, tono de PAVOR): ¿Qué Laura?
Yo: Laura, la ex de tu hijo.
(SILENCIO)
Llevaba sin saber nada de nadie desde el lunes, pero se conoce que en esa familia el límite son 48 horas.
¿Por qué me pasan estas cosas?
Socorro.
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