Ya lo dijo Christina Rosenvinge: «Detrás de cada ruptura amorosa hay una adolescencia». Le di la razón entonces y se la vuelvo a dar ahora.
Nadie dice que esto sea fácil, pero lo bueno de tener amiguitos como los míos (OSH QUIERO MAZO A TODOSH) es que esta situación se hace mucho más llevadera.
Este fin de semana la adolescencia ha empezado a asomar entre las sombras. No es la luz al final del túnel ni muchísimo menos, pero de vez en cuando se ven unos estroboscópicos capaces de provocar epilepsias jajinas.
Todo empezó con un cumple y acabó con una doble resaca que se curó con comida casera de la mammma el domingo. Entre medias hubo copas, karaokes, películas de MIEDO en mayúscula (que merecen post aparte), más copas, directores de cine, seres con tickets del Decathlon y chats grupales. Todo envuelto en una nube de risas, alcohol y alguna que otra calada furtiva.
Everything is gonna be OK.
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