12/06/2013

It's my life.

He llegado a esa edad en la que todo el mundo que me rodea se está reproduciendo. Antes pasaba de pascuas a ramos; alguien tenía un hijo de rebote, de goma rota, de opusino pozueleño, pero nadie los tenía en serio.

Times are a changing y ahora muchos de mis amigos y conocidos están recién paridos, recién embarazados o están en ello.

Yo nunca he querido hijos. De niña jugaba muchísimo con muñecas, de hecho seguí haciéndolo hasta demasiado bastante mayor, pero eso nunca se ha traducido en la llamada de la maternidad.

Suelo decir que es porque tuve una adolescencia malísima, que no quiero que alguien pueda portarse conmigo como yo me portaba con mis padres, pero eso es exagerar. Que era chunga, pero vivía en Pozuelo.

En realidad es porque me gusta mucho mi vida tal y como es ahora. ¿Egoísta? Quizá, pero más lo es tenerlos por tener, porque es lo que hay que hacer, por continuar la especie. Si no sientes la llamada, ¿por qué obligarte?

Decir que no quieres tener hijos hace que la gente te juzgue inmediatamente. Cuando dices que te encantan los niños pero que no los quieres tuyos, te dicen que cuando tus amigos empiecen a tener hijos cambiarás de opinión, como si fuera una obligación que tuviéramos todos y yo estuviera fallándole a la humanidad por mi decisión vital.

He pasado los últimos diez meses viviendo un embarazo muy de cerca. La Toxic Twin estaba sola y, a excepción de ir al médico, he participado en todas y cada una de las experiencias más que el padre de la criatura. Me sé los vómitos, los ardores, los mareos, los pinchazos, los ejercicios... He visto crecer una tripa, he vivido cada uno de los cambios físicos, he notado cómo los golpecitos se convertían en patadas, me he comunicado con un bombo, le he puesto música, he hablado con él. Durante el parto estuve en comunicación directa con ellos y se me saltaron las lágrimas al conocer a mi pseudosobri. Se me cae la baba con él, nos llevamos genial, nos vemos casi todos los días y me fascina ir viendo cómo cada día es menos cosa y más persona...

Pero no quiero uno para mí.

Este tema siempre me parece muy espinoso porque solo se puede plantear en el momento actual. A día de hoy sigo tan firmemente convencida como siempre de que no quiero hijos, pero quién sabe si dentro de diez años releeré este post en condiciones bien distintas.

Lo dudo mucho.

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