Durante muchos años estuve luchando contra ello. En casapadres es una verdadera religión, y yo, que era una textbook teen, tenía que rebelarme contra todo lo que se hiciera de manera regular en ella. Durante esos años en los que cenábamos juntos me quejaba sin cesar de tener que ver los partidos, de no tener tele en mi cuarto (con lo antisocial que soy, si me hubieran puesto una creo que me hubiera convertido en un niño japonés, aunque en versión libros de Stephen King y BH 90210, aunque eso es material para otro post), odiaba los gritos del Progenitor, no entendía cómo al Hermanísimo le afectaba tanto... En resumidas cuentas, vivía en el lado oscuro.
No sé cuándo pasó ni cómo, pero de repente empecé a ver la luz. Un día, cuando ya no me obligaban a ver la tele en familia y teníamos nuestro propio salón adolescente (con minibar!!!), me encontré viendo el fútbol, así que tímidamente me acerqué al salón comunitario para sentarme silenciosa a contemplar el espectáculo. Y desde entonces no ha habido vuelta atrás.
El fútbol es una de esas cosas que se aman o se odian, es tan imposible intentar convencer a alguien de que le tiene que gustar como intentar disuadir a un futbolero por el ambiente del estadio, por los ultras o por lo zopencos que son los jugadores. (He conocido a gente que ha utilizado todos esos argumentos y muchos peores).
Este año la EuroCopa ha despertado pasiones entre los más descreídos y criticones, y aunque creo que su euforia se desvanecerá con la llegada de la Liga, yo les animo, intentando atraerles hacia mí, y hacia mis equipos.
Ayer dio comienzo una nueva temporada porque, como dije el otro día, para mí la Liga empieza con la Súpercopa, aunque este año el partido ha sido bien distinto. Esperábamos un estadio lleno, pero al llegar los alrededores no estaban tan abarrotados como los he visto otras veces, aunque el ambiente estaba bastante caldeado, pitando directamente con la alineación.
Empecé a temerme lo peor en cuanto vi al árbitro con su cara de subnormal, y pensé inmediatamente que nada bueno iba a venir de un partido pitado por I.G. No me equivocaba.
Durante el primer tiempo el equipo no andaba bien, a Guti no le salía ni una, y eso que yo le aplaudía cada movimiento como jugador favorito mío que es (repito que única y exclusivamente como jugador, aunque me harto de tener que remarcar esto siempre), Raúl está mayor y aunque le pone garra no responde como antes, y los demás jugaban viendo la vida pasar, pensando en qué se iban a hacer de cena al llegar a casa o qué coche se iban a comprar al día siguiente. Un poquito de sangre, coño!!!
Al llegar al descanso jugaban con 10 y perdían 1-0... así que aprovechamos para el ritual del bocata y las llamadas a casa para comentar las jugadas, las rojas y los posibles fueras de juego a ritmo de un hilo musical de clásicos de los 80 que me hicieron pensar que aunque fuera a ver perder de nuevo al Madrid por lo menos me iría del Bernabéu con algún temazo pegado. Love in an elevator!!!!
Pero luego todo cambió, no sé qué les dijo el Actor Porno en el vestuario, pero salieron desconocidos. Por una vez todo el estadio cantaba, los Ultras hacían su baile de las gradas, el estadio botaba, hacía la ola... Una remontada gloriosa!!! Hay que ser paquete para que te goleen con 9 jugadores... o mejor dicho 8 porque al final Robben estaba tan roto que se quedó encogido en la banda.
Éstos son los partidos por los que me gusta el fútbol, partidos para sufrir, para tener dealer's knee, para comerse las uñas y para dejarse la garganta. Éstos son los partidos en los que da igual tener detrás a una señora que no hace más que gritar "Guti chulo" cada vez que toca el balón o a un cretin escupiendo "Robinho hijo de puta" cada cinco minutos por el aburrimiento o a un señor narrando cada jugada como si estuviera en el Carrusel de la Ser.
Empieza de nuevo la Liga y yo necesito una tele!!!
No sé cuándo pasó ni cómo, pero de repente empecé a ver la luz. Un día, cuando ya no me obligaban a ver la tele en familia y teníamos nuestro propio salón adolescente (con minibar!!!), me encontré viendo el fútbol, así que tímidamente me acerqué al salón comunitario para sentarme silenciosa a contemplar el espectáculo. Y desde entonces no ha habido vuelta atrás.
El fútbol es una de esas cosas que se aman o se odian, es tan imposible intentar convencer a alguien de que le tiene que gustar como intentar disuadir a un futbolero por el ambiente del estadio, por los ultras o por lo zopencos que son los jugadores. (He conocido a gente que ha utilizado todos esos argumentos y muchos peores).
Este año la EuroCopa ha despertado pasiones entre los más descreídos y criticones, y aunque creo que su euforia se desvanecerá con la llegada de la Liga, yo les animo, intentando atraerles hacia mí, y hacia mis equipos.
Ayer dio comienzo una nueva temporada porque, como dije el otro día, para mí la Liga empieza con la Súpercopa, aunque este año el partido ha sido bien distinto. Esperábamos un estadio lleno, pero al llegar los alrededores no estaban tan abarrotados como los he visto otras veces, aunque el ambiente estaba bastante caldeado, pitando directamente con la alineación.
Empecé a temerme lo peor en cuanto vi al árbitro con su cara de subnormal, y pensé inmediatamente que nada bueno iba a venir de un partido pitado por I.G. No me equivocaba.
Durante el primer tiempo el equipo no andaba bien, a Guti no le salía ni una, y eso que yo le aplaudía cada movimiento como jugador favorito mío que es (repito que única y exclusivamente como jugador, aunque me harto de tener que remarcar esto siempre), Raúl está mayor y aunque le pone garra no responde como antes, y los demás jugaban viendo la vida pasar, pensando en qué se iban a hacer de cena al llegar a casa o qué coche se iban a comprar al día siguiente. Un poquito de sangre, coño!!!
Al llegar al descanso jugaban con 10 y perdían 1-0... así que aprovechamos para el ritual del bocata y las llamadas a casa para comentar las jugadas, las rojas y los posibles fueras de juego a ritmo de un hilo musical de clásicos de los 80 que me hicieron pensar que aunque fuera a ver perder de nuevo al Madrid por lo menos me iría del Bernabéu con algún temazo pegado. Love in an elevator!!!!
Pero luego todo cambió, no sé qué les dijo el Actor Porno en el vestuario, pero salieron desconocidos. Por una vez todo el estadio cantaba, los Ultras hacían su baile de las gradas, el estadio botaba, hacía la ola... Una remontada gloriosa!!! Hay que ser paquete para que te goleen con 9 jugadores... o mejor dicho 8 porque al final Robben estaba tan roto que se quedó encogido en la banda.
Éstos son los partidos por los que me gusta el fútbol, partidos para sufrir, para tener dealer's knee, para comerse las uñas y para dejarse la garganta. Éstos son los partidos en los que da igual tener detrás a una señora que no hace más que gritar "Guti chulo" cada vez que toca el balón o a un cretin escupiendo "Robinho hijo de puta" cada cinco minutos por el aburrimiento o a un señor narrando cada jugada como si estuviera en el Carrusel de la Ser.
Empieza de nuevo la Liga y yo necesito una tele!!!
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