19/10/2011

Desayuno con diamantes

Qué genial es tener perro. Y tener pseudo-cachorro ya ni te cuento. Da para que miles de personas se paren por la calle para darte su opinión sobre cómo deberías estar paseando, sobre por qué tira, sobre qué debería comer y qué no. Es maravilloso. Esta gentuza no tiene nada que ver con los amables dueños de perro con los que me encuentro en el parque y con los que no me importa charlar, de hecho ayer, sin ir más lejos, me marqué una charla de media hora con un tipo sobre collares fluorescentes. Riveting.

A lo que voy, ayer desayunaba yo tranquilamente mientras veía Hung y leía El País. Una típica mañana chez Ded cuando Nara se ha asomado a ver qué se cocía por mi pantalla. Resultado: teclado lleno de leche con nesquik, plátano y cereales.

Fue bastante jarto, de hecho cogí el ordenador y ha empezado a chorrear leche de entre las teclas. Me ha encantado. He ido corriendo a por papel de cocina para secarlo y me he puesto a hacer backups como loca por si pudiera afectar a algo más allá del teclado. Algunas de las teclas habían dejado de funcionar (las flechas, teclas menores pero importantes) así que procedí a quitar las teclas del teclado (es un portátil) pero como soy Bridget Jones al volver a ponerlas, algunas ya no encajaban (or in a less fancy, se habían roto).

Resultado: escribo desde el netbook.

Ha sido la prueba definitiva de que lo mejor es usar el portátil de sobremesa, enganchado a un teclado/monitor externo cuando estás en casita. Llevaba varias semanas pensando en ello porque currar con el portátil es una putada, tanto por el teclado como por el cuello. Además también me vendría guay poder enganchar dos pantallas para revisar.
Así que ahora me iré en busca de monitor+teclado y me pondré en contacto con el servicio técnico para que me manden un teclado nuevo para poder el portátil cuando no estoy en casa.


No comments: