05/10/2012

Santiago

El fin de semana pasado estuvimos en Santiago. Fue una nueva entrega de esta tendencia que he inaugurado en mi vida llamada Musical Travels y que me lleva de aquí para allá en busca de conciertos y festivales. Es el PQT llevado al extremo máximo. Que si Berlín para ver a Sophia, que si USA para ir al Coachella, que si Dublín para ver a BF5, que si Santiago para ver a los MSP.
Hacía miles de años que no pisaba tierras gallegas y tenía ganas de conocer Santiago porque aunque había estado antes por allí, fui para el concierto de The Cure, no me dio tiempo a hacer nada más que comer y conocer a futuros amiguitos con los que le daría incesantemente al F5.
Esta vez nos lo montamos para tener algo de tiempo libre para beber ribeiro y licor café visitar la ciudad.
Nada más llegar al control de seguridad en Barajas nos encontramos con el primer WTF, ¿quién coño había intentado subir a un avión con un palo? No me refiero a un palo preparado con puntita de acero ni uno de esos bastones extensibles de peregrinos flipados, sino un palo. Rollo me lo acabo de encontrar en el jardín de mi casa, he limao un poco las ramas y me lanzo a Barajas con lo puesto. La gente me deja atónita.
Después nos separamos porque yo quise mirar Chaneles en el duty free, soy una chica y hago esas cosas. ¿Qué pasa? Me gusta comprarme pintalabios/uñas en el aeropuerto y leerme las revistas del corazón en el Vips y en el Jofer. Deal with it. La cuestión es que después de separarnos no nos encontrábamos, y yo ya me veía cual Jeff Bridges buscando desesperadamente a mi Sandra Bullock (porque, let's face it, El Ñoño es mucho más SB que yo). Tras una tensa espera al lado de un apestoso puesto de perritos calientes Oscar Mayer (Qué coño hacía eso en Barajas? What the fuck is wrong with people these days?!?!) por fin nos reencontramos y pudimos reírnos a gusto de la gentuza que hace cola para sentarse en el avión, uno de mis mayores pet peeves. No lo puedo comprender, de veras me gustaría hablar con ellos y preguntarles por qué cojones lo hacen. Sobre todo la gente que lo hace cuando vuela con Iberia o una línea digna que te da número de asiento. En serio, por qué. ¿POR QUÉ?

Al llegar al hotel dejamos las maletas y nos echamos a la calle en busca de comida, pero como ya era tarde decidimos picotear y brindamos por ello... Demasiado. A las 19h volvimos al hotel a echarnos una siesta resaquera antes de acicalarnos para ir al concierto que fue una experiencia extraña porque no había casi nadie. Nunca hubiera imaginado que pudiera ver a los MSP up close and personal, pero así fue, y me lo pasé genial. Gracias Santiago por ser tan poco fanes como para que me pudiera llevar el set list del técnico de sonido.

El sábado repetimos la jugada de la tarde del viernes aunque primero visitamos la catedral y vimos el botafumeiro en acción. Llegamos justo cuando estaban repartiendo las hostias (inserte aquí su chiste sobre una palmera) y recordamos que eso indicaba que la misa estaba llegando ya a su fin, así que nos quedamos para darnos una vuelta por la catedral y para nuestra sorpresa pudimos ver el espectáculo del incienso. Mentiría si dijera que no me fascinó.

La comida fue un descalabro que merece un post por sí solo, lo titularé Caterpillar.

En resumidas fue un viaje relámpago muy molón, bastante alcoholizado y un tanto borroso que me ha servido para darme cuenta de que nunca haré el camino de Santiago. Los peregrinos también se merecen un post propio que titularé Lo Quechua, pero aprovecho éste para lanzarles un importante mensaje: estoy segura de que en el Decathlon venden desodorante. Besis.




10/08/2012

Anything 'n everything.

En vez de estar posteando, en realidad debería estar revisando un contrato coñazo que entrego en un par de horas, pero como siempre que me enfrento a algo que no quiero me convierto en la reina del procrastination, aquí estoy quejándome.
Mira que yo el Twisterl lo uso mucho para quejarme de la gente que va al Twisterl a quejarse (del calor, del dolor, del horror, [inserte aquí su rima]), pero como éste es mi blog y hago con él lo que quiero, hoy he venido a quejarme.
Me quejo de llevar una semana traduciendo un poco de todo. Muchos traductores se flipan con eso de que hacemos de todo, una semana neurocirugía, la siguiente los estatutos de una empresa, la siguiente un manual de la vida para tontos y demás, y que así son el terror de cualquier adversario en el Trivial.
Pero qué me estás contando?!?! Yo era bastante más feliz antes cuando tenía mi nichito de mercado y me pasaba los días traduciendo pomposidades artísticas que me freían el cerebro y textos cinematográficos que me hacían sudar la gota gorda, pero lo gozaba mucho.
Ahora que la crisis aprieta y la cultura es inexistente, me veo obligada a volver a aceptar los encargos que antes rechazaba y vuelvo a ser una traductora del trivial.
Y lo odio.
Pero por qué iba yo a querer ganaros al trivial? Si yo odio los juegos!!

06/08/2012

Cutrefest

Con una semana de retraso debido a mi vaguería personal, he decidido comentar nuestro paso por el Low Cost, aka el Cutrefest.
Hace un par de años fuimos por primera vez porque el cartel no estaba mal, porque pillaba al lado del piso playero, porque íbamos con amiguitos y porque era GRATIS.
Cualquier planteamiento de cualquier festival del mundo siempre da un giro radical al incluir la variable de la gratuidad en la fórmula.
Los festivales me los suelo tomar con una rigidez militar. Me estudio los grupos, me planifico los horarios y me intento hacer con un sitio con buena visibilidad, pero en el Cutrefest me convierto en todo aquello que suelo criticar. Dada la calidad de los grupos y lo asequibles que son las copas suelo acabar viendo los conciertos desde la barra y bailando de espaldas al escenario.
Dicho eso, el primer año vimos bastantes conciertos, el cartel era bueno, había tres escenarios y siempre había algo que apeteciera escuchar/ver. Además lo combinamos con paellacas curaresacas + Sunday pub grub con lo que la jugada nos salió redonda.
Este año ha dejado bastante que desear.
Ni siquiera nos habíamos planteado ir hasta que unos amigos con los que fuimos la primera vez nos comentaron que se lo estaban planteando. Como cae en el peor fin de semana de la historia de la humanidad para viajar (eso es así, sabéis que nunca me ha gustado exagerar) y como el roadtrip californiano fue hace ya demasiado tiempo y nos toca verano madrileño, decidimos cogernos un par de días y regalarnos un finde largo en la playa.
El jueves, mientras íbamos de camino, el Ñoño recibió la llamada que estábamos esperando y en la que se nos informaba de que estábamos en lista y que, un año más, iríamos por la cara (sigh of relief) pero la sorpresa llegó al ir a recoger las pulseras y enterarnos de que no estábamos en la lista de los currelas sino en la de los invitados VIP con acceso a la piscina. En cuanto me vi la pulsera en la muñeca me hice pis de pensar en encontrarme a Brett en bañador (jaaaarl!!!!), pero rápidamente se me pasó porque íbamos camino del Iceland y tengo mis prioridades. Primero Cherry Coke y Dr. Pepper Light, luego los pechitos mojados de los cantantes que marcaron mis early twenties.
El viernes llegamos tarde después de esperar el autobús y de intercambiar unos pleasantries con unas paletas mañas que al vernos la pulsera VIP nos preguntaron si tocábamos en el festival. Nos entró tanta risa que no pudimos contestar y ellas se pusieron todavía más nerviosas al ver nuestra reacción. "Tía, que no lo niegan! Que seguro que sí!".
Al entrar fuimos directos a la zona VIP. Mi gozo porque (aunque estaba Richard Oakes comiéndoles la oreja a unos hablando de los vuelos de RyanAir [I shit you not]) era lo más cutre que había visto en mi vida. ¿¡¿¡¿Dónde se ha visto una zona VIP desde la que no se ve el escenario y se escucha entremezclado el sonido procedente de los dos más el de una zona de karaoke (karaoke!!!) que han montado al lado?!?!
Cambiamos las monedas por tokens (porque pa qué decir 'fichas' cuando puedes decir 'token') y nos fuimos a la zona de la piscina con la esperanza de que desde allí se viera algo o al menos se escuchara algún concierto. ¡Qué ilusos!
En cuanto accedimos a la zona supe de inmediato que esa zona no la pisaría ni uno de los grupos. Había un señor cortando jamón y una pandilla de buitres revoloteando alrededor. En un plato había medio trozo de queso mordido (¡viva España!) y en otros quedaban unos picos grasientos manoseados por manos ávidas de jamón, pero la cerveza era gratis y los refrescos costaban un euro. La piscina estaba guay, eso sí. Pisci olímpica vacía. A dream come true.

Sobre la música en sí diré que Suede fueron tan buenos como siempre, que Placebo dan un asco tremendo y que los grupos españoles son un rollo.


26/07/2012

Soy una chica llamada Bridget (#32.156)

Esta mañana a las 9am en punto me ha llegado un WA de un cliente en el que me informaba de que no había terminado de escribir el texto que iba a mandarme y que todo se retrasaba hasta la semana que viene.

Como había planificado el día para empezar el texto antes de irnos a la playa, me he visto con un montón de horas por delante antes de ir a recoger al Ñoño para irnos de fin de semana. Y como SOY UNA CHICA he decidido que lo mejor era dedicar esas horas a mi cuidado personal. He empezado con una visita al Marco Aldany que tengo debajo de casa para leerme la prensa de corazón de gratix hacerme los muslos.

Mi gozo en un pozo porque al llegar no había nadie y he pasado directamente. No seré yo quien diga que le gusta esperar durante horas para le atiendan pero, coño, el Cuore me lo hojeo en 15 minutillos de nada y me quedo tan tranquila. Me ha tocado una señora de las que van rotando por allí. La única fija que hay siempre en la "boutique de estética" (casi me muero de la risa) es una chica sordomuda que se merece un post para ella solita y que llegará algún día.

 He entrado en el cubículo que me había tocado y ha venido mi depilatrix. Afortunadamente era de las que no hablan, que son las que me gustan, porque estoy harta de mantener conversaciones sobre el olor de la cera de chocolate ("Hija, yo vuelvo a casa empachada de estar aquí todo el día, que le digo a mi novio que no voy a volver a comer chocolate en mi vida y tó"), sobre lo fácil/difícil que es llegar al lugar ("Pues yo es que vivo en Pedralillos del Monte pero la combinación de tren a Plaza Castilla más metro hasta aquí me viene genial y sólo tardo 2 horas en llegar), sobre lo guay que es la cera fría ("Bueno, es que es una maravilla, no se tarda nada, na-da"), etc.

Pero -porque siempre hay un pero ya que la depilatrix perfecta NO existe- era de las que lo hacen "suavesito". ¿A quién se le ocurre?!?! Dame un tirón como si fueras Jason Statham (jarl!!) o déjame en paz. Vaya puto dolor. La piel ardiendo, los pelos saliendo uno a uno, lentamente, como cuando la profe de pilates (zzzzzz) te dice que vayas subiendo lentamente, vértebra a vértebra. Esto qué coño era, ¿¡el pilates de la cera?! Me he contenido para no decirle nada porque aunque no me hago las ingles (bendito láser) ni ninguna otra zona que no sean los inofensivos muslos, nunca se sabe. Ellas tienen una cuchara de madera y una freidora llena de cera ardiendo, ellas tienen el PODER.

Después de haber pagado por sus amables servicios me he dado cuenta de que también quería una mani-pedi y he decidido optar por los chinorris, porque aunque no lleve el pelo en un moño hecho con un lápiz, me gusta creerme que vivo en NY y eso en Madrid es muy difícil y como hace demasiado calor para ir sorbiendo café por la calle, los salones de belleza de chinorris son lo único que me queda.

Cuando he llegado no había nadie y las 6 jóvenes chinorris que había por allí se afanaban en poner a punto el local. Me han hecho sentarme en un sofá y una de ellas me ha traído un foot spa (desenchufado, que estamos hablando de chinaskis) y me ha hecho un gesto para que metiera los pies. Según los iba sumergiendo he echado mano de una Cuore que había en la mesa de al lado (¡¡por fin!!) y cuando la tenía en el regazo me he fijado en la fecha: julio... del 2011!! (putas chinorris!!). Antes de que pudiera mirar si había algo más actual en el montoncito ha llegado otra jovenzuela asiática para hacerme la manicura a la vez.

De repente allí estaba yo, con una china a los pies y otra a las manos, ambas hablándose en chino y contándose algo muy jarto (estoy segura de que de cada dos o tres frases una era "qué fuerte, tía", ése era el tono... quizá hablaban de mí pero no creo) y canturreando el hilo musical autóctono (suyo). Ellas iban gruñiendo palabras sueltas "agua", "mano", "¿color?" y yo me apresuraba en entender lo que me decían mientras intentaba pasar página a la Cuore Estilo para ver qué no me había puesto el año pasado.

Han tardado poquísimo en hacerme todo el proceso y me han dejado divina, hasta que he llegado a casa, me he sentado frente al ordenador para escribir este post y me he tropezado con el reposapies desgarrándome el esmalte de todas las uñas del pie izquierdo. Y aquí estoy, esperando que se me seque la capa que he vuelto a pintarme y rezando para que Nara no me la espachurre de un pisotón.

Bridget forever.